No sé como será para todas las chicas de mi edad, pero eso de salir con un chico que… en cierta forma te atrae es una de las cosas más atemorizantes que podrían haberme ocurrido, en serio, y lo dice alguien que ve y habla con fantasmas todo el tiempo, ¿por qué demonios en las películas lo hacen todo tan fácil? Quizás porque de fondo en la escena siempre ponen temas de Frank Sinatra o Tonny Bennett y te hacen creer que no existe momento más perfecto y natural que ese de la salida inesperada por la ciudad. ¿Y qué pasa con las novatas como yo? ¿Qué pasa cuando el chico en cuestión es un misterio? ¿Qué pasa cuando en vez de Tonny Bennett sientes que si eso fuese una escena pondrían algo como She’s lost Control de Joy Division?
Imagina que es un amigo como cualquier otro.
Oh, lo siento, pero nunca he tenido amigos que lucieran remeras de The Doors y lucieran así de guapos, tampoco he tenido amigos con pintas de chicos malos y que en la mitad del metro te sonrieran e hiciera que tu cerebro hiciese un cortocircuito vergonzoso, tampoco tenía amigos que oliesen como olía él.
Nos bajamos en la estación Diversey, me extrañé que ese sector de Chicago no hubiese sido visitado por mi y mis padres en nuestro paseo del domingo pasado, pero así era, todo lo que estaba viendo era totalmente nuevo para mi.
- No te importa caminar ¿verdad? – preguntó mirándome de refilón.
- Claro que no…- respondí ajustándome el bolso y percatándome de un detalle en él.- ¿Y tu mochila?
- En la escuela.
- ¿Y tus libros y cosas para estudiar?
- Me importan una mierda los estudios…- confesó esta vez mirándome completamente.
- ¿En serio? ¿Entonces ahora no entrarás a nada?
- Esa opción está vetada para mi.
- ¿Y por qué?
- Cuidado.- replicó tomando mi brazo para detenerme en una esquina, nos miramos unos segundos- Aquí los automovilistas son asesinos, Canadá.
- ¿Canadá?
- ¿No vienes de allá? Oí a unos chicos comentar.
- ¿Quiénes? – inmediatamente entré en pánico, odiaba que hablasen de mi, ¿qué pasaba con mi plan de pasar desapercibida?
- Da igual… ¿vienes de allá o no?
- Si.
Veinte minutos después nos encontrábamos ya pisando la playa en la –al parecer famosa- Bahía de Diversey, había viento, aunque no demasiado, el cielo se debatía entre si seguir despejado o comenzar a nublarse, las nubes se movían rápidas allá arriba. Me tomé el cabello por precaución, no quería otro episodio a lo Jackson 5. Luego de ir a la orilla en completo silencio terminamos ambos sentados en la arena, observando hacia el frente, me gustaba el mar, desde siempre había tenido cierto poder hipnótico en mi.
- ¿Te han seguido llegando papeles con mierda escrita? – preguntó de pronto. Negué con la cabeza, aunque no quise mencionar esa pequeña amenaza de pasillo que había recibido. – La gente a veces puede ser muy estúpida.- comentó mientras se acostaba completamente, mirando hacia el cielo. Me debatí unos segundos sobre si imitarlo o no, finalmente hice lo mismo.
- No se tu apellido.
- Weismann.- respondió casi inmediatamente.
- Alemán.
- Supongo. Aunque mi familia ha vivido en Chicago por siglos…- nos quedamos en silencio unos segundos- Te gusta Joy Division, ¿no? Recuerdo que el primer día que nos conocimos jamás me miraste al rostro, solo mi polera.- me sonrojé, se había dado cuenta, pero qué estúpida.
- Lo siento.
- ¿Tienes la costumbre de disculparte por cosas estúpidas?
- ¿Qué?
- Has oído.- dijo sentándose de pronto.
- ¿Es tu costumbre arruinar los momentos con tus comentarios antipáticos?- pregunté de vuelta e imitando su nueva postura.
- ¿Este es uno de esos momentos? – preguntó torciendo la sonrisa, supe de nuevo que esa era su mueca burlona- ¿Tenemos un momento, Aria? – preguntó mostrando levemente su dentadura al momento de hacer esa pregunta, sabía que se estaba queriendo pasar de listo con esas preguntas.
El problema es que yo no quería perder mi tiempo con alguien odioso, por muy guapo que fuese, suficiente tenía con fantasmas odiosos como para sumarle ahora un chico humano más. Me levanté de un salto, apenas había caminado unos pasos cuando sentí su mano tomando la mía.
- ¿Vas a dejar de huir?
- ¿Vas a dejar de ser tan molesto?
- No puedo.
- ¿Por qué?
- Porque me gusta hacerte enfadar, Aria.
No supe qué responder ante eso, me quedé de pie, con él sosteniendo mi brazo de manera firme, como sabiendo que yo en cualquier minuto me echaría a correr y le dejaría ahí solo.
- ¿Para qué me has invitado? ¿Para verme enojar?
- No. Me gusta pasar el tiempo contigo, es todo.
Juro que traté de mantener un semblante normal luego de escucharle decir eso, aunque supongo que con mi mal karma respecto a todo (incluido eso de existir), debe haberse notado a leguas que estaba hiperventilada y con el corazón latiendo más rápido que el de un ratón. Alcé el rostro y lo vi, con su cabello oscuro desordenado, sus ojos casi grises, su ropa oscura, una pequeña cicatriz en su ceja izquierda. No terminaba de dar mi exhaustiva examinación cuando el sonido de mi celular quebró todo, di un pequeño salto y sólo entonces recordé que no había avisado en casa que iría a otro lado luego de la escuela.
- ¿Alo?
- ¿Aria? ¿Estás en casa? Llamé pero…
- No, má… estoy en… una playa… en…
- ¿Qué?
- Un amigo me ha inv…
- ¿Un amigo te invitó a la playa? ¿Qué amigo? – rodé los ojos, resulta que se muere por verme con gente y luego que ya alguien me invita a algo tiene que sufrir el síndrome de madre sobre protectora.
- Ian.
- ¿Ian qué?
- Ian Weismann, má… va en mi escuela, último año, ¿feliz?
La línea se quedó muda unos segundos, sentí una risita junto a mi, genial, se estaba haciendo costumbre en mi quedar en ridículo en frente de él.
- ¿Y es guapo? – fue el momento en que supe que tenía que cortar.
- No llegaré tarde, nos vemos en la noche, adiós má…
- Tu madre.- comentó él.
- Ahá.
- ¿Quieres que te lleve a casa?
¿Tan pronto? ¿Y que hay de estar más ahí en la playa? ¿Conversar? ¿Conocer al fin algo más de él? Algo debe haberle dicho mi cara que volvió a adoptar esa pose media burlesca, se cruzó de brazos y apuntó hacia un costado de la bahía.
- Allá hay unos roqueríos que te gustará conocer…
- Vamos.
Caminamos otro trecho en completo silencio, me percaté que cuando caminábamos él parecía perderse en sus propios asuntos, lo cual no sabía que tan bueno o malo era, lo bueno es que podía observarlo con detenimiento y saber que no me descubriría; lo malo, en teoría deberíamos estar hablando y no jugando a los mudos, ¿no? Recordé luego el consejo de Leighton, quizás yo estaba demasiado notoria mostrando interés por conocerlo, quizás debía mostrarme más…
- Aria
- ¿Sí?
- Dije que cuidado con esas rocas…- replicó mientras tomaba mi mano para tirarme hacia él. Me sonrojé.
- No las vi.
- Lo sé.
No, no se sienten mariposas cuando el chico en cuestión toma tu mano, se siente el increíble nerviosismo que al hacerlo haya sentido que tu mano estaba sudada por mantenerla tanto tiempo apretada. Horror. ¿Por qué estas cosas tenían que pasarme a mi? Comenzamos a subir unas rocas hasta llegar a una especialmente alta, plana y enorme como para sostenernos a nosotros dos.
- Con mi hermano veníamos a este lugar.- comentó. El sonido de las olas golpeando se sentía fuerte e incluso a instantes podía sentir cómo las gotitas de agua de mar chocaban con mi rostro.
- ¿Ya no?
- Murió.
- Lo s…
- No lo sientas, Aria.- replicó mucho antes que terminase la frase.
- ¿Por qué no puedo sentirlo? – pregunté arrugando el ceño. Entonces me miró fijamente unos segundos.
- Por que no puedes pasarte la vida sintiendo lo inevitable. La muerte pasa y ya, sucede, llega y no cambia nada sentirla, mejor sería olvidarla.
No logré comprender a cabalidad sus palabras, sin embargo una duda asaltó mi mente en ese momento, algo que no me podía guardar, era el instante.
- ¿Fue por eso que te molestaste cuando dije eso de haber matado a alguien en una escuela? – tragué saliva en grueso- ¿A tu hermano lo mataron en su escuela?
Observé su perfil, Ian miraba hacia el mar, perdido en sus pensamientos, inmediatamente me arrepentí de haber lanzado una pregunta tan personal y dolorosa, hice una mueca, estaba por disculparme cuando le di arrugar el ceño y levantarse de un salto.
- Vamos, se te hará tarde para volver a casa, estamos lejos…
- Ian.
Pero no me dejó añadir nada, comenzó a descender por el roquerío y no me quedó otra que seguirlo en silencio, yo arruinando los momentos, qué novedad. El camino de vuelta fue igual de silencioso, sólo que esta vez incómodo, me fui todo el camino golpeándome mentalmente por ser tan bruta y chismosa, ¿Cuál era el afán de preguntarle sobre su hermano muerto? Yo y mi cero tacto social, era la segunda vez que metía la pata con él, y por alguna razón estaba afligida de pensar que quizás no habría una tercera porque simplemente él comprendería lo retrasada que era y no volvería a hablarme de nuevo.
Nos bajamos ambos en la estación que quedaba a pocas cuadras de mi casa y nos miramos unos segundos.
- Gracias por venir.
- Siento no haber sido una grata compañera, a veces…
- Aria.- me tomó por los hombros haciendo que enmudeciese.- Aprende a mandar a todos a la mierda y deja de disculparte por cómo eres y lo que dices… vamos, escuchas Joy Division, no puedes ser de las tías que cree que está mal ser como es, así estás genial…
No sabes lo mal que está ser como soy.
Y nuevamente, antes que pudiese replicar él ya estaba caminando, alejándose, dándome una visión de su espalda y su caminar tan seguro y peculiar. Llegué a casa cuando aún no había nadie, recordé que no había comido nada desde el almuerzo, por lo que saqué uno de los sándwich gourmet de mamá, un vaso de jugo y me fui a mi habitación, eran casi ocho de la noche y le había prometido a Leighton que me conectaría a msn y le contaría de mi cita no-cita (así le llamaba ella). Dejé el plato y el vaso de jugo a un lado mientras prendía el notebook sobre mi escritorio, entonces mientras cargaba y veía aparecer los íconos sobre la pantalla volvió a mi la conversación sostenida con Ian en la playa, su hermano, su muerte…
Mis dedos se fueron solos hacia el buscador de Google, titubeé unos segundos y luego escribí cuatro palabras claves: “Weismann + escuela + Chicago + muerte”, apreté el botón de búsqueda mientras el sentimiento de… culpa aparecía asentándose un poco dentro de mi, ¿por qué averiguar sobre algo que él no quería contarme? era algo de su vida, algo personal algo que… bufé frustrada al ver que lo links que aparecían no tenían nada que ver con lo que buscaba, volví a las palabras claves, cambié “muerte” por “asesinato”, pero nada pasó. Sentía que la respuesta estaba cerca, ahí, pululando alrededor de mi cabeza, sólo que no podía dar con ella…
¿Y si…
A las palabras de búsqueda le añadí “Creeks”, nuevamente apreté el botón y esta vez me quedé estática mirando a la pantalla, el segundo link parecía sobresalir de todo el resto.
“Asesinato de cuatro personas en Secundaria Creeks, tiñe de negro a la ciudad de Chicago”
Sentí casi un zumbido en mis orejas, acerqué el mouse hasta el link y le di click, la noticia daba la fecha de 15 de Julio del 2002, comencé a leer con rapidez, no era demasiado larga, explicaba que los cuatro cuerpos habían sido encontrados por el conserje la mañana siguiente, aún no se conocían las causas de este asesinato múltiple, tres estudiantes y un adulto, no daban los nombres, sólo las iniciales…
H. F.
B. W.
J. S.
L. A.
Uno de ellos fue el que se quedó en mi mente.
B.W.
- Su hermano…