lunes, 28 de noviembre de 2011

5.


Por más que traté no pude dar con Ian después de clase, el viernes tampoco lo vi y me marché a casa con el indeseable sabor amargo en la boca del estómago, sabía que había arruinado algo con mis palabras, ¿habría muerto alguien especial para él? quizás sus padres habían sido asesinados…. quizás…
Tan despistada iba en mis pensamientos y en Ian -del cual por cierto sabía su nombre y su grado y nada más, ¿cómo encontrar a un chico en una escuela de dos mil alumnos y casi doscientos de ellos en el último año? – que no fui lo suficientemente rápida para evadir a la novia muerta, y aquí está el otro problema, por alguna razón (quizás porque están muertos) suelen enfadarse con mucha facilidad, apenas vi a Karen supe que ya se había hartado del papel de novia sufrida y ahora quería desquitarse con alguien, ¿con quién? Ah sí, conmigo, que novedad.

- ¡Contigo quiero hablar! – gritó.
- ¿Con alguien más puedes hablar? – pregunté, sí, soy tan bruta que no puedo evitar el ironismo incluso teniendo a un fantasma mal humorado al lado.
- ¿Vas a ayudarme o no? – la miré y conté hasta 10 antes de abrir la boca y replicar.
- ¿Has descubierto tu asunto pendiente?
- Sí.

¿Había dicho que sí? Abrí los ojos sorprendida.

- ¿Qué es?
- No quería casarme con Chris…

Arrugué el ceño y tuve que caminar un buen par de pasos para esconderme en los jardines, esta súbita declaración era para una conversación larga y tendida, mala suerte para mi y mi cansancio post semana-de-mierda.

-  A ver si entendí… hasta ayer escuchaba tus llantos por haber muerto antes de casarte ¿y ahora me dices que no querías casarte? ¿y qué demonios pasó con eso de decirle a Chris que lo amabas y todo ese royo?
- Lo amo pero no quería casarme con él.

Juro que gustosa le hubiese golpeado la cabeza con mi tabla de skate, lástima que ese día no la hubiese llevado a la escuela y estuviese arriba en mi habitación.

- ¿Entonces?
- Tienes que decirle a Chris que no guarde duelo eterno por mi, tienes que decirle que debe casarse, avanzar, ser feliz, debes decirle que…
- Espera un momento, ¿tienes idea de lo que haría Chris si ve aparecer a una chica desconocida diciéndole todas estas… barbaridades? – me miró taciturna y comprendí que Karen era lista para algunas cosas, pero para otras…- ¡Llamaría a la policía! – exclamé.- Eso no funcionará…
- Pero…
- Escúchame bien… escribirás una carta…
- Una… ¿carta?
- Sí, una carta…- dije mientras abría mi mochila, sacaba un cuaderno y un bolígrafo.- Escribirás una fecha anterior a tu muerte, le explicarás el por qué no querías casarte, le pedirás que siga con su vida, le explicarás todo y yo le iré a dejar esa carta…
- Pero…
- ¿Qué? – pareció ser que mi cara fue lo suficientemente intimidante porque aceptó sin chistar nada más.

Media hora después al fin terminaba la dichosa carta, no sin antes haberse llorado un río entero y haber desechado casi la mitad de las hojas de mi cuaderno por arrepentirse de lo que escribía, aunque al fin todo había valido la pena, tenía en mis manos la carta de puño y letra de Karen, él había sido su prometido, tenía que reconocer la caligrafía de su futura esposa, ¿no?

- ¿Y con eso será suficiente?
- Sí… le harás saber lo que no pudiste decirle en vida.- repliqué aliviada. Iría a dejar la carta a primera hora de la mañana y al fin me libraría de Karen.
- ¿Y luego qué pasará?
- Seguirás tu camino.
- ¿Dónde? – entonces de pronto parecía asustada.
- Pues… que se yo, ¿al cielo?
- ¿El cielo existe?
- No lo se, nunca he ido…
- Pero…
- Adiós, Karen…- repliqué comenzando a caminar hacia la entrada de mi edificio.
- ¡Gracias! – gritó a mis espaldas, como respuesta sólo levanté la mano alzando el pulgar.

Y todo por querer ayudar a una chica llorona en la calle…

Llegué a casa y me sorprendí de escuchar bulla dentro, generalmente al llegar de la escuela siempre estaba vacía, mi madre solía trabajar hasta tarde en el hotel y mi padre, bueno, siendo editor en Jefe de un periódico generalmente no lo abandonaba hasta muy entrada la noche, sin embargo ahí estaban los dos, mi padre poniendo la mesa y mi madre canturreando en la cocina. Dejé la mochila en el piso y me crucé de brazos, casi aguantando la sonrisa de incredulidad.

- ¿Y qué celebramos?
- Nuestro primer mes en Chicago, cariño…- respondió papá abrazándome y caminando junto a mi en la cocina, mi madre tenía una de esas sonrisas de oreja a oreja que sólo las tiene cuando ha logrado que un plato suyo sea la portada de la revista Gourmet o como cuando salen criticas de muchas estrellas de sus comidas.
- Creo que tú también mereces celebrar ¿no, Aria? – preguntó ella sirviendo una copa de vino blanco y pasándomela. Miré a mis padres como si se les hubiese soltado un tornillo.
- ¿En serio me están dejando beber alcohol?
- Es sólo vino, Aria, no seas melodrámatica…- dijo mi padre, riéndose.
- Además es una celebración…- añadió mi madre sirviendo otras dos copas.- La comida estará en unos minutos, pero ¿qué tal un primer brindis?

Se podría decir que fue la primera vez en muchos meses que vi a mis padres tan felices, quería pensar que su causa de felicidad no era única y exclusivamente por el hecho que Leighton y Patrick se la habían pasado muchas tardes en mi casa, quiero decir ¿tan desdichados hacía a mis padres el hecho de que no tuviese amigos que ahora era necesario hacer un banquete y celebrar con vino?

- ¿Qué tal las cosas en el periódico, papá? – pregunté mientras comía la suculenta cena preparada por mi madre.
- Agotador, bastante estrés pero es un buen equipo.- respondió asintiendo con la cabeza- Hay mucho protocolo atrapado con el diario eso sí, reportajes que estamos obligados a cumplir, Chicago es una ciudad con historia, demasiada… al parecer estoy obligado a publicar al menos un reportaje mensual que trate algún aspecto histórico de la ciudad.
- Pero eso gusta a la gente, ¿no? – repliqué.
- Supongo, pero deja de ser agradable si estos… señores, comienzan a meter mano en la línea editorial del diario.
- Entiendo…
- ¿Y que tal tu escuela? ¿Le has pasado el libro a tu amigo Patrick? ¿Qué te ha dicho?

A esas alturas el que dijesen que eran mis amigos ya no me molestaba, se podría decir que sí, en cierta forma Leighton y Patrick se estaban transformando en mis amigos, lo cual era genial y a la vez algo que me producía temor, por primera vez en mucho tiempo estaba haciendo amigos de verdad (o eso creía), lo cual era todo un nuevo terreno para mi, sólo sabía una cosa: debía ser más precavida que nunca.

- Casi se ha puesto a llorar, papá…- respondí finalmente mientras sonreía.
- Dile que puede quedárselo…
- ¿Qué? – lo miré sorprendida.- Pero pá, es tu…
- Me agrada ese chico… - entonces fue el minuto de la desconfianza.
- ¿No estás haciendo esto para asegurarte que Patrick sea mi amigo o si? – esta vez los miré a ambos y pude leer que mi madre estaba pensando exactamente lo mismo. Rodé los ojos- Oh, vamos, ¿en serio no me creen capaz de hacer amigos por mi misma? – el silencio precedido a esa pregunta me hizo súbitamente enfadar, sí, sabía que probablemente era un fiasco en mis relaciones interpersonales pero en las últimas semanas creía haberles demostrado que podía hacer amigos si quería… - Con permiso…- dije levantándome de la mesa.
- Aria…
- Se me ha quitado el hambre.

Ni siquiera vi los rostros de mis padres cuando abandoné la mesa y fui a encerrarme a mi habitación, sabía que quizás había armado una tormenta en un vaso de agua, pero es que… suspiré y me recosté en la cama mirando hacia el techo, quizás era todo lo pasado los últimos días que me había hecho explotar de una manera tan “no yo” como en ese instante. La escuela nueva, este nuevo par de amigos, la prometida muerta, Ian…

Ian.

- Estás triste… - sonreí, sin siquiera abrir los ojos sabía que Max se encontraba hincada junto a mi en la cama.
- Estoy abrumada…
- ¿Qué es abrumada?
- Te lo expliqué la otra vez…
- Me gusta que me expliques cosas… ¿Por qué estás triste? – volvió a preguntar, entonces abrí los ojos mirando su rostro y su cabello ordenado en perfectos bucles.
- ¿Te parezco triste?
- Ahá… - dijo apuntando mi rostro. Suspiré.
- Quizás porque creo que hice daño a una persona, aunque fue sin querer…
- ¿Le golpeaste? – lancé un bufido.
- No, Max, dije algo que al parecer no debía…
- ¿Y por qué no te disculpas?
- Lo haré.
- Podrías hacerlo ahora.
- No podré hasta el lunes, es un chico de mi escuela…
- Ah… ¿Y es guapo? – sonreí, Max era una extraña mezcla entre una niña real con una niña que ha visto y escuchado demasiado.
- Sí, lo es…
- ¿Guapo como Jim Morrison?
- Así de guapo…- afirmé mientras tapaba mi rostro con el brazo.

Las preguntas de Max me habían llevado inevitablemente a pensar más detalladamente en Ian, su rostro perfilado, el color de sus ojos, su cabello desordenado, su estilo…

- Oye, Max… mañana debo ir a hacer un favor, ¿me acompañas?
- ¡Si! Será como nuestro primer viaje por Chicago… ¿dónde iremos?
- A hacer un encargo…- abrió los ojos como dos melones y se acercó más aún, siempre lo hacía cuando algo le interesaba realmente.
- ¿Para alguien como yo?
- Ahá.
- ¿Entonces ya sabe lo que dejó pendiente?
- Ahá…
- ¿Y qué es?
- Decirle a su prometido que no quería casarse…- Max arrugó el ceño y me miró confundida.
- ¿No es un poco desconsolador eso, Anne? – me encogí de hombros.
- Supongo que sí…
- Los adultos son tan extraños…

Esa noche me dormí muy tarde, no tenía sueño y por muchas razones me sentía cabreada, puse la música a mucho volumen para así poder conversar con Max sin que mis padres me creyeran más loca y retrasada aún, aproveché de desempacar las últimas cajas que aún no ordenaba y puse el despertador temprano para terminar por fin con la historia de la novia muerta.

Al día siguiente me levanté temprano, lo suficiente para no toparme con mamá en la cocina y aún cuando sentí a papá deambular por su habitación no salió a la cocina y pude desayunar tranquila, eso era lo bueno de mis padres, sabían cuando no debían hinchar las pelotas, de alguna forma aún me dolía que ellos creyesen que necesitaba “comprarme” a mis amigos, aunque tampoco los culpaba, todo había sido por mi y el maldito don de hablar con los muertos…

- ¿Iremos en metro? – preguntó Max cuando salíamos del edificio caminando juntas.

Sonreí. Por alguna razón ella adoraba andar en transporte público, aunque sólo lo hacía cuando yo la invitaba a acompañarme a algunos de mis “trabajos”, a pesar que sabía que podía deambular sola nunca lo hacía, supuse que aún conservaba eso de su pasado de niña humana. Nos subimos en la estación que a pesar de ser sábado y las nueve y media de la mañana estaba llenísima, pasamos por varias estaciones hasta que le hice la seña a Max que en la siguiente nos bajaríamos, resulta que el novio de la chica muerta era dueño de una florería en pleno centro de Chicago. Caminamos un par de cuadras y entonces la vi, en plena esquina, de fachada de madera pintada blanca y verde, con vitrinas llenas de flores, ese tipo de tiendas que son tan monas que hasta salen en las películas. Sujeté la carta entre mis manos y entonces entré, el local olía exquisitamente bien, completamente iluminado, lleno de todos los tipos de flores que podías imaginar, no conocía el nombre de ninguna porque nunca he sido una chica de flores, no se si lo han notado pero de hecho jamás en mi vida he tenido novio ni he sido invitada a un baile escolar o algo por el estilo, así que de flores…

- ¿Busca algo en particular? – me volteé y una chica joven me miraba con una sonrisa amable.
- En realidad busco a Chris, el dueño… - entonces la sonrisa de la chica desapareció como por arte de magia.
- Oh, bueno…
- Tengo algo que entregarle…- dije mirando la carta entre mis manos- algo que era de Karen…
Fueron las palabras mágicas, la chica me miró unos segundos y desapareció detrás del mostrador. Me apoyé y comencé a admirar el local, era realmente bonito.
- ¿Te han regalado flores alguna vez, Anne? – preguntó Max mientras hurgueteada entre los maceteros y floreros llenos.
- Nop.
- ¿Nunca, nunca?
- No…- la mocosa tenía sus formas de hacerme sentir más deprimida aún.
- ¿Me buscabas?

Me volteé y entonces por segundos titubeé de todo el encargo que tenía que hacer ahí, frente a mi un sujeto joven, bastante guapo pero con la mirada y semblante más triste que podrías imaginar me observaba fijamente.

- Alexa me ha dicho que traes algo que pertenecía a Karen…- comentó luego de ver que yo parecía querer decir nada.

Asentí y miré la carta entre mis manos.

- La verdad es que… ella escribió esto para ti…
- ¿Para mi?- entonces él también miró el sobre en mis manos.
- Lo hizo antes de… morir… se suponía que te la iba a entregar a ti pero… - por alguna razón mi cerebro estaba en coma y no podía enhebrar las palabras, así que sólo estiré la mano y le pasé el sobre.
- Ella te quería mucho, quería que lo supieras…
- ¿Conocías a Karen?- preguntó.
- Algo así…- respondí evasiva.- Yo… lo siento, ya debo irme, ella quería que tú leyeras esto… y… ella quisiera que tú fueses feliz…

Nos miramos unos segundos y yo supe que era mi momento de huir de ahí.

- Nos vemos, Chris…- dije antes de salir a toda marcha de la florería y perderme entre la muchedumbre en las calles de Chicago.

Por alguna razón la mirada triste del sujeto no me la podía quitar de encima, era una de las cosas que detestaba de hacer los encargos de ellos… muchas veces yo era la encargada de romper los corazones de quienes estaban vivos… sabía que la carta de Karen destruiría a Chris… sabía que jamás la entendería… y eso me dejaba a mi con una inquietante sensación de angustia.

7 comentarios:

  1. que triste! y yo con mis animos bajos sniff...

    Pero me encanta leer tu historia... me causa mucha curiosidad Ian!, espero que en el prox cap lo lea!

    saludos!

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  2. Pobre Chris! Lo de Karen me dejo confundida, osea, lo amaba pero ¿no qeria casarse con el? Pfff las personas son mui extrañas . Me gusto el Cap! Me senti mal por Arian con lo de sus padres. Como qe me pego fuerte, puede qe porqe su situacion es similar a la mia en el sentido de qe no tengo muchos amigos I eso, pero volviendo al tema anterior, Me gusta como se esta desarrollando la historia. Un beso! Cuidate

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  3. de verdad leer esta historia me desconecta y me transporto, me encanta y Ian es mi gran interrogante!!!...espero en el próximo capitulo si salga, me encanto nos vemos att: Paola Andrea A.

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  4. hola<!! wow, si que se enojo mucho Ian como para no salir en este capi... me alegra mucho que hayas podido actualizar y que tus musas esten de buenas... porque asi todos los que te leemos somos felices... tratare de dejarte un comentaria cada vez que pueda... me hiciste muy feliz y moria de ganas por llegar a la casa y ponerme a leer el capi... si a veces puedo ser una obsesa... :p un abrazo mag, nos leemos por FB o por cualquier lado... animo que la historia es genial
    att. Marielos

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  5. Ahora que pasara entre Ian y Arianne espero que todo se resuelva, quiero ver mas interacciones entre ellos dos. Me encanta como vas la verdad aunque no es un fanfic me tienes bien picada y quiero si los amigos de Arianne se enteraran que ve fantasmas, y como actuaran y asi. Espero que la continues :D

    atte: aLeirBagPotteR-BasS

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  6. y me me quedare con ganas de la conti??? ps creo q no... ahi voy x el 6!!! =)

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  7. Sin duda alguna, las personas somos demasiados extrañas...Y Karen no fue la excepción a esa frase.
    Debe ser realmente angustiante poseer el don de Aria, la deja en una situación de aislamiento preocupante, en cierta forma comprendo a sus padres.
    Ian está ausente ; se hace cada vez más sospechoso su manera de actuar en el anterior capítulo con esta repentina desaparición en la escuela; estaré pendiente de qué sucede con él.
    Sigo leyendo que estoy picada!!
    Un abrazo y gracias por compartir la historia con nosotros!!...

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