miércoles, 23 de noviembre de 2011

2.

Otra cosa mala de hablar con los muertos es que la mayoría no tienen normas ni educación ni se rigen por las reglas y las costumbres humanas, aún cuando hayan sido personas normales en sus vidas anteriores, ese es el mayor problema con el que he tenido que lidiar cuando se trata de personas que han muerto hace muchos años, en cierta forma olvidan que no pueden aparecerse en mi comedor en medio de la cena con mis padres y esperar que yo les ayude con sus problemas, una vez me pasó y fue de lo más incómodo responderle a mi papá sobre lo mal que me había ido en el examen de alemán cuando tenía a un fantasma de setenta años preguntándome si había ido a la casa de su amante de la juventud a pasarle el collar que él le había comprado; como ven, por eso es que trato de ignorar al máximo esto que me tocó, esto que en las series del Warner Channel llaman ser “medium”, lo repito, no tiene nada de genial, es de lo más molesto tener que cambiarme de ropa en mi propia habitación con el miedo que un sujeto se aparezca de la nada a ver si he hecho ya su encargo. Por suerte no me ha pasado, aún…

Por supuesto me han tocado sujetos violentos, de esos que se han puesto a lanzar sillas de puro enfado porque he decidido enviarlos al cuerno, por eso me expulsaron de mi última escuela en Toronto, supuestamente destruí el inmobiliario escolar, ¿cómo iba a explicarles que el fantasma de un enfadado mariscal de campo de los años setenta había dejado tal desastre? Por supuesto todos creyeron que tuve secuaces porque nadie creía que alguien tan delgaducha y enclenque como yo pudiese haber lanzado el escritorio de un extremo a otro en el aula de Física, mi silencio lo tomaron como que no delataría a los culpables y fui la “única expulsada”. Ser expulsada de mi escuela por culpa de un fantasma hizo que mi poco aprecio por los de su especie desapareciera notablemente, es decir, ¿además de rogones, con complejos de reinas del drama?

Y más de alguna vez me han empujado y golpeado. ¿Cómo explicarles a mis padres esos nuevos moretones en mis brazos? Por eso tuve que fingir que me gustaba el skate y comenzar a practicarlo de verdad, después de mucho pensarlo y desechar un montón de deportes llegué al a conclusión que era el que servía mejor como tapadera a todos esos golpes y raspaduras que un fantasma rabioso podría provocarme, además siempre tenía la opción de golpearles con mi tabla si es que se ponían pesados, porque sí, otra cosa de esos mitos populares que son una farsa es sobre lo intangibles que son, se pueden sentir como una persona normal, siempre y cuando ellos quieran, aunque para mi y mi súper “don” eso no va, yo puedo sentirlos y golpearlos siempre si quiero, supongo que es la única cosa buena que tiene todo este rollo de hablar con los muertos.

- ¿Te comerás eso? – preguntó Leighton, algo así como la chica que apareció en mi clase de Historia para invitarme a almorzar.

- No…- dije empujando mi bandeja hacia ella.

- Genial…- tomó el pote de flan y comenzó a comérselo a cucharadas.- ¿Así que esta es tu primera semana?

- Ahá…

- Te adaptarás pronto, Creeks no está contaminado aún con esa mierda de las jerarquías…

La miré y no pude estar más de acuerdo, era viernes y se podría decir que aún no lograba descubrir cual era la mesa de “los populares” en la cafetería, normalmente en mis otras escuela era fácil distinguirlos, pero en Creeks…

- ¿Y cual es tu gracia? – preguntó.

- ¿Cómo?

- Ya sabes, porrista, atleta, actriz, cantante, vaga, drogadicta, ¿qué haces? ¿te has inscrito en alguna academia? Los cupos se llenan rápido, especialmente para los de 11 grado…

- Entiendo.

- Hablas poco.- dijo rascándose la mejilla y observándome de manera evaluadora. Me sonrojé, y es que ella hablaba demasiado y me observaba demasiado, cosa que no me agradaba demasiado.- ¿Vienes de Canadá, no? Oí a Patrick…

Patrick… por alguna razón Leighton y Patrick parecían querer saberlo todo de mi ese viernes (más bien ella, Patrick sólo escuchaba y observaba), lo que estaba siendo abrumador, ¿por qué de pronto aparecían dos personas queriendo hablarme? Todo había sido porque habíamos terminado siendo compañeros de grupo en clase de Historia y tendríamos que juntarnos al menos un par de veces para preparar nuestra presentación sobre las Guerras Indias de las cuales por cierto no sabía nada, ¿cómo esperaban que supiera sobre historia norteamericana si había vivido toda mi vida en Canadá?

- ¿Nos juntaremos en tu casa, entonces? – preguntó observándome, pestañeé un par de veces percatándome que no había oído nada de lo que había hablado los últimos cinco minutos.

- Si ustedes quieren…

- Claro que queremos.- dijo sonriente.- Será cool conocer tu casa, ¿dijiste que vives cerca de Lincoln Park, no? sería genial ir a dar un paseo por ahí luego de trabajar un poco, ¿qué dices?

La verdad es que nunca habría propuesto mi casa si mi plan no hubiese dado un giro drástico el jueves en la noche, al escuchar por casualidad una conversación de mis padres en la cocina cuando creían que estaba en mi habitación, básicamente mi madre estaba asustada de mi falta de amigos, de que no fuese a encajar nada en Chicago y un montón de miedos típicos de una madre que tiene una hija tan desadaptada como yo, supongo que todo iba medianamente normal hasta cuando papá nombró la frase del terror número dos: “buscar un buen psicólogo”, supongo que ese fue el momento de saber que tenía que demostrarles lo bien que puedo fingir que encajo y tengo amigos, es decir, vamos, había viajado miles de kilómetros para alejarme del mundo de locos que vivía en Toronto. ¿Llegar a Chicago para volver a sentarme en un sillón a contar puros problemas existenciales inventados? Porque desde la primera vez que me hicieron visitar a un terapeuta supe muy bien que no podía salirles con la historia de que hablaba con fantasmas, había visto suficientes películas y series de televisión como para saber que el tipo que tiene esa clase de “poderes” nunca termina bien, o bien lo mandan a un psiquiátrico o en última instancia encerrado en un ático y comiendo ratas por ser la vergüenza de la familia. Las visitas al terapeuta se habían convertido en mi tortura personal y haría todo por evitarlas, incluso invitar a esos dos excéntricos chicos a mi casa para hacer el trabajo.

- ¿Qué te parece juntarnos mañana?

- Bien…- respondí- Debería anotar sus números por si se pierden y...

- ¿Perdernos? Patrick es algo así como un GPS, además tiene un montón de amigos por donde vives tú, Pat es de los chicos pijos, ¿te has fijado? – apuntó con la cabeza y sólo entonces me percaté de lo que señalaba ella. Me encogí de hombros.- Su papá es cirujano, dicen que ha operado incluso a estrellas de Hollywood.

- Oh… - juro que trataba de seguirle la conversación, pero Leighton parecía ir de un tema a otro con demasiada facilidad.

- ¿Y tus padres que hacen?

- Mi mamá es chef…

- ¿Cocinera? Que guay… ¿y tiene un restaurante o algo así? – preguntó mientras poyaba los codos sobre la mesa y me observaba, atenta.

- Bueno… es la chef en el Ritz de Chicago pero…

- ¿El Ritz? Whoa, es buena entonces…

- … pero planea abrir su propio local aquí…

- ¿En Toronto tenía su propio lugar?

Y suerte o no pero fue el momento en que el timbre me salvó de aquel interrogatorio tipo CIA en el cual me tenían. Tomé mi mochila y me paré con una sonrisa, tratando de excusarme.

- ¿Qué tienes ahora?

- Artes.- respondí.

- Ah, mala suerte, tengo Inglés… bueno, te llamo en la noche para coordinar lo de mañana.

- Adiós.

Comencé a caminar por los pasillos, el aula de Artes de encontraba en el edificio más lejano, cruzando el patio, acababa de salir al exterior cuando vi que un chico doblaba por el mismo pasillo que yo, era Ian, me sonreía, aunque no era una sonrisa de simpatía, más bien me parecía que había burla, o quizás yo era demasiado paranoica. Probablemente sí, el sentimiento de persecución era algo que nunca podía quitarme, especialmente con eso de ser la nueva. ¿Alguien me habría pegado un papel de “patéame” en la espalda?

- ¿Buscando una sala nuevamente? – preguntó mientras comenzábamos a caminar a la par, atravesando el patio.

- No. Tengo Artes y ya he averiguado dónde es… - asintió con la cabeza.

- ¿Y qué tal tu primera semana?

- No me quejo…- respondí mirando alrededor, el patio casi vacío, excepto por un par de alumnos que caminaban por los pasillos exteriores.

- ¿Y tú?

- Yo qué.- preguntó arreglándose su mochila (también negra) al hombro.

- ¿Qué tal tu semana?

- Interesante… - respondió mirándome fijamente.

- ¿Vas en qué grado? – me atreví a preguntar luego de unos segundos de silencio.

- Último año ¿y tú?

- Penúltimo…

- La escuela apesta, ¿no?

No supe que responder a eso, por suerte ya casi habíamos llegado a mi aula.

- Te veo luego, Arianne…

Volví a mirar su espalda y por alguna razón no entré a mi clase hasta que lo vi desaparecer en la esquina siguiente, lo bueno es que esta vez no iba retrasada, la clase de Artes empezaba siempre 10 minutos más tarde por la lejanía del aula. Me gustaba esa clase porque en todos los colegios que había estado era distinta, pero ser distinto en una asignatura como esa no era algo malo ni que me hiciera entrar en pánico como en Historia o en Matemáticas; Artes era simplemente eso, arte, crear, tener imaginación y se podría decir que de eso tenía bastante, además vivía constantemente cosas que la gente sólo podría imaginar leyendo libros de terror o en esos malos libros de lectura adolescente, por eso me iba tan bien en Artes y en Literatura, siempre que dibujaba o escribía cuentos, que en verdad eran cosas que había visto u oído, la gente pensaba que las imaginaba…. es decir, claro, ¿cómo podría describir tan bien la vestimenta de un soldado de la segunda guerra mundial si no me hubiese topado con uno hace dos años atrás? lo bueno es que cuando los fantasmas son amables aprovecho de sacarles un montón de información de su época, esa es una de las cosas buenas de hablar con muertos, es decir, cuando son especialmente interesantes me gusta creerme papá y dármelas de periodista y averiguar un montón de cosas que ni el mejor historiador podría saber tan bien. No crean que soy tan burra como para no aprovechar la instancia de conocer a un auténtico piloto de la Segunda Guerra Mundial.

Apenas había unos ocho estudiantes más en la sala cuando entré, me situé en el taburete de más a la izquierda, dejé mi bolso en el piso junto a mi sillín y esperé. Sentía que la chica sentada a mi derecha me observaba pero hice todo por fingirme demasiado interesada revisando un papel que acababa de sacar de mis bolsillos.

- Hola, Arianne…- di un salto y por poco casi me caigo del taburete del puro susto. Miré disimuladamente a mi izquierda y una enana de siete años me miraba sonriente e ingenuamente, sonrisa desdentada y podría decirse que graciosa….

¿No les he hablado de Max?

No se cómo será para los otros médiums o quizás yo soy la que hace tan mal el trabajo pero al parecer hay fantasmas que nunca van a pasar al otro lado, al contrario, se te pegan y aún sabiendo que no deberían andar deambulando por ahí lo hacen, uno de esos fantasmas es Maxime, o “Max” como yo le llamo, Maxime Delevigne, según lo que investigué en la biblioteca histórica de Toronto, Maxime fue la hija de un matrimonio francés acaudalado y noble que llegaron a la ciudad a principios del 1900. Nunca hemos hablado directamente con ella sobre su muerte (ella suele enfadarse cuando lo hago) pero leí en los periódicos de la época que la chica pereció por cólera. Resulta ser que los Delevigne vivieron en la misma casa que con el paso de los años se transformó en apartamentos y que por el 2008 mi familia y yo llegamos a vivir en Toronto. La casa era un lujo, nosotros ocupábamos la segunda planta, y sí, mi habitación resultó ser la que era de Max, mi primera noche ahí se presentó preguntando por qué usaba su cama, triste o no, Maxime no sabía que había muerto…

Se podría decir que ha sido el único fantasma por el que he desarrollado empatía y no se que tan bueno o malo sea aquello, considerando que de alguna forma Maxime atravesó el país con nosotros y ahora se me aparece en Chicago como si fuese lo más normal del mundo. Otro mito urbano que deben desechar: los fantasmas no están limitados a un lugar físico en particular, pueden moverse tanto como quieran, de Perú a Japón, de India a Islandia… aunque generalmente no lo hacen porque tienden a quedarse en los lugares que conocen, donde se sienten más cómodos… supongo que Maxime siendo una niña no alcanzó a desarrollar aquello, o creo que no le gustó demasiado la idea de perder a “su mejor amiga”, sí, se supone que soy su mejor amiga.

- ¿No puedes hablarme, verdad, Anne?

Max tenía la manía de llamarme así, no podía decirle mucho ya que yo le había apodado un nombre de chico, pero… negué con la cabeza disimuladamente ante su pregunta.

- Me gusta tu escuela, es un lugar interesante, ¿no crees? – añadió mientras comenzaba a hurguetear el aula.- ¿Has visto a más como yo, no? En las escuelas siempre hay gente como yo, ¿verdad, Anne?

Cerré los ojos un instante tratando de calmarme, ¿por qué los fantasmas se trasladaban de ciudad conmigo y aparecían en mi escuela? al sujeto que se encargaba de repartir estos súper poderes debería ganarse un buen despido por negligencia al momento de crearlos, ¿de qué me sirve ver y hablar con muertos más que para traerme problemas y estrés? Una parte de mi siempre creía que si no hubiese tenido este… don, mi vida probablemente hubiese sido muy distinta, ya saben, con eso de rehuir a la gente, no tener amigos, ser expulsada de las escuelas, no tener un novio…

Nunca había tenido un novio.

Sólo había dado un beso en mi vida y había sido la cosa más… extraña del mundo.

No, no me había gustado…

- ¿Qué vas a pintar, Anne?

Esa sería una larga clase de Artes.

3 comentarios:

  1. Me gusta, me gusta. Y ya Ian comienza a levantar mis sospechas. ¿Tenes en mente algunos actores para los protagonistas o algo? Porque aquí nace mi vena creativa. Avísame si tienes algunos, que ahora que recuperé el Photoshop ando editando como posesa. Besitos, nos estamos leyendo mujer.

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  2. mmmm va bastante interesante, y mas con el pequeño comentario de que ha visto a mas fantasmas. y me sigo preguntando, sera q este Ian es uno de esos? y que es lo q puede pasar despues?

    bueno x ahora aqui lo dejo, pero en cuanto pueda leo el sig cap!!! esto esta genial!!!

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  3. Guuuaaau!!!, realmente esto se está poniendo emocionante!!, al fin estoy leyendo tu historia y se me hace tan interesante!!!, sin duda alguna Arianne sería una muy buena clienta para Yuuko y Watanuki de xXx Holic!!,con este don que posee de ver espíritus, que obviamente le está trayendo demasiados sinsabores a su vida!!.
    Me está gustando muchísimo la trama, no quiero conjeturar demás por el momento, pero Ian está en la mira, me gustaría saber qué se trae entre manos este personaje, n_n.
    Éxitos con el avance de esa inspiración!!, voy a seguir leyendo!!...

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